domingo, 19 de febrero de 2012

Oda a la cerveza

Delicada, como una frágil florecilla
sugerente, como una mujer encendida
se desliza lentamente,
esta deidad dorada,
por mi garganta extasiada.

Con una volátil espuma 
y semblante a la miel,
pero no dulce sino amarga
beberla fría como el hielo,
es un placer digno del cielo.

Jugo de reyes y nobles,
pero también,
de trabajadores y pobres,
deleita a todos quienes la beben,
haciendo sentir la vida en sus mentes.

Trigo, lúpulo, cebada, 
agua, malta,
son los que dan 
forma y alma
a esta queridísima dama.

Hija de antiquísimas culturas,
que con mimo y afán,
bebieron y veneraron
esta dichosa bebida 
que ha alegrado todos nuestros días.

Recuerda siempre, amigo mío 
este fiel consejo,
que ya sea solo, 
con los amigos o tú pareja,
nunca puede faltar una buena cerveza.

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